ENGAÑANDO TU CEREBRO
este experimento consistió en los siguiente:
colocar una mesa y en la parte superior una tabla en la mitad , la persona que llegaba a desarrollar el experimento debía colocar su mano en la parte derecha de la tabla y en la parte izquierda iba una mano falsa , lo consiguiente era estimular con 2 brochas y ordenar que se mire solamente a la mano falsa , después con un martillo le pegábamos a la mano falsa y esto causaba impresión y susto en la persona
Comúnmente se dice que el ser humano tiene cinco sentidos: vista, oído, olfato, tacto y gusto. No obstante, estos son los cinco sentidos que utilizamos para percibir la realidad que nos rodea, la realidad “externa” a nosotros. Ahora bien, el ser humano también tiene “sensores internos” de muchas clases. Unos sensores internos son los conocidos como propioceptores. Estos sensores informan sobre la posición de nuestro cuerpo, de nuestros miembros, inervan nuestros músculos y nos permiten “estar informados” sobre dónde están. Si el ser humano no contara con este sentido interno, ¿te imaginas lo desastroso de nuestras ejecuciones? Este tipo de sensores internos nos permiten reaccionar de forma efectiva incluso a nivel inconsciente, por ejemplo, evitando un proyectil o caernos cuando nos tropezamos.
¿Por qué ocurre esto, si el ser humano es perfectamente capaz de saber cuándo una de nuestras manos está colocada en un plano superior o inferior o cuándo una de sus piernas está más alzada que la otra? Ocurre porque nuestros sentidos “confluyen” en determinadas áreas de nuestro cerebro denominadas de asociación como vimos en “Pero bueno, ¿qué es la inteligencia?“. Concretamente, el área de asociación parietal está dedicada a procesar la información recibida de múltiples partes del cuerpo para elaborar un “informe consciente” de cómo está nuestro cuerpo con respecto al espacio. Debido al experimento, en estas áreas “confluye” una información contradictoria: los ojos dicen que la mano está donde debe estar la mano derecha (porque ve la de goma), pero los propioceptores informan de que está en otro lugar. A pesar de esto, dada la importancia de la información visual para el ser humano, “gana” la información visual, así que la sensación última que tiene nuestro cerebro es la de que la mano de goma es la mano real porque vemos que está siendo estimulada en el mismo sentido en que notamos que está siendo estimulada la mano oculta aunque nuestros propioceptores informen de que esta mano oculta está situada por debajo del nivel en el que percibimos la mano de goma