LAS MANILLAS NEÓN
Las pulseras
luminosas son unas pequeñas barritas de plástico transparente que tienen un
solo uso que en su interior tienen dos componentes químicos separados por una
pequeña fibra de vidrio transparente y delicado que una vez que se activan
doblándolas lo que provocamos es que los líquidos de su interior se mezclen
produciendo así una reacción química llamada fotoluminiscencia que es una
descarga de luz o fuente de energía que no emite calor ni necesita ningún tipo
de cable o batería, brillará por si.
Para
activarlas, como hemos comentado anteriormente, simplemente hay que doblarlas
suavemente y escucharemos unos pequeños sonidos, eso quiere decir que la
pequeña fibra de vídeo se está rompiendo y las dos sustancias químicas se están
mezclando, posteriormente procederemos a agitarlas con un poco de fuerza para
así mezclar bien el componente y que brille con toda la luminosidad posible,
entonces ya tendremos nuestra pulsera de neón brillando.
Las pulseras
luminosas brillarán después de ser activadas durante al menos ocho horas
incluso llegando con menos luminosidad ya que a medida que pasa el tiempo se
van apagando, pero pueden durar hasta dos días encendidas. Que finalmente se
apagará y dejará de funcionar y no podremos volver a hacerla brillar de nueva
puesto que como hemos mencionado son de un solo uso
Los componentes químicos del interior de las pulseras neón no son tóxicos ni inflamables por lo que cuentan con todos los certificados disponibles en cuanto a juguetes nos referimos. Si que pueden manchar la tela si cae encima de alguna prenda de vestir ya que puede desteñir el color. También hay que tomar ciertas precauciones ya que si entra en contacto con la piel o los ojos puede producir irritación y malestar temporal. La solución es sencilla basta con aclarar las zonas afectadas con agua y jabón durante algunos minutos con el fin de quitarnos el componente químico.
El tubo de
plástico exterior contiene en realidad dos soluciones diferentes, por lo
general oxalato de difenilo y peróxido de hidrógeno. Ambas soluciones se
encuentran dentro de recipientes separados dentro del tubo y cuando se rompe al
ser doblado o arrugado de otro modo desde el exterior, las dos soluciones se
mezclan.
La reacción
química resultante funciona para excitar el colorante, ya mezclado con el
oxalato de difenilo, para producir fotones que resultan en la luz.
camila zarate